Que creen los japoneses de los sismos?
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¿Que creen los japoneses de los sismos?
“El siluro, dios de los terremotos” o la importancia de la prevención. «Cuenta una leyenda japonesa que el responsable de que la tierra se mueva produciendo terremotos es Namazu (monstruo mitológico japonés asociado a desastres y cualquier tipo de desgracia), un siluro gigantesco que habita bajo la tierra.
¿Qué provoca Namazu?
Namazu es un pez gato gigante que provoca terremotos. Vive en el barro debajo de las islas de Japón y está protegido por el dios Kashima que refrena al yokai con una piedra. Cuando Kashima no lo domina, Namazu se revuelve, causando terremotos violentos. Namazu ama a causar la destrucción y el caos.
¿Cuáles son las consecuencias de un terremoto en Japón?
Sin embargo, las cifras de víctimas serían muchísimo más altas de no ser por la estricta normativa antisísmica que desde hace décadas se aplica en la construcción en Japón. Y es que la gran mayoría de las muertes tras un terremoto se produce por el derrumbamiento de los edificios y no por la sacudida sísmica.
¿Qué aprenden los japoneses de cada seísmo?
De cada seísmo se aprenden nuevas lecciones que ayudarán a salvar más vidas en el futuro. Los japoneses son conscientes de que habrá nuevos terremotos devastadores así que ahora ponen todo su empeño en que los nuevos edificios civiles, viviendas, carreteras y las nuevas infraestructuras resistan la próxima sacudida.
¿Cuál es el país más preparado para el terremoto?
‘Sin ninguna duda, Japón es el país mejor preparado. En ningún otro lugar un terremoto de magnitud 9 hubiera provocado tan pocos daños’ Cuando se trata de levantar edificios capaces de resistir fuertes sacudidas, los japoneses siguen siendo los maestros.
¿Cómo se desplaza un edificio cuando hay un terremoto?
Cuando hay un terremoto, el edificio se desplaza con el movimiento del suelo, sin ofrecer resistencia y, por tanto, no colapsa. El principio básico es que hay que desacoplar el movimiento del suelo y el movimiento de la estructura «, señala Blázquez. La primera vez que se observó la licuefacción fue en Niigata en 1964.